Detalles del nacimiento de los talleres

Detalles del nacimiento de los talleres

emedios de Escalada nació y adquirió fisionomía urbano- institucional alrededor de los edificios y del dinamismo de los talleres ferroviarios; un hito importante para el desarrollo en la zona.

Una crónica aparecida en el matutino “La Nación” del 11 de noviembre de 1901 reflejaba la marcha de las obras, perspectivas y avances tecnológicos que tendrían “Los Talleres de Banfield” y el material rodante:

(Nota: Entiéndase que los talleres eran conocidos como “Talleres de Banfield” ya que Escalada no existía entonces. Otra prueba de que en el año 2000 nuestro pueblo no cumplió 100 años como se quiso hacer creer)

Siguiendo un vasto plan de construcciones que arranca de la ampliación de la estación Consitución y termina en la obra monumental que significan los nuevos talleres de Banfield, la empresa de Ferrocarril del Sur realiza en estos momentos una serie de trabajos, que al par que atestiguan su prosperidad y la confianza que tiene el directorio de Londres en la prosperidad y el desarrollo de las riquezas de nuestro país, importan sin duda un adelanto y un timbre de honor para la república.

El plan consiste en ampliar, como se está haciendo, la estación del Sur, tomando el basto trecho que ocupan los actuales galpones de carga, que pasarán después a los que son hoy los talleres de Sola, yendo éstos a ubicarse en Banfield, dentro de todas las comodidades que puedan exigir construcciones de ese género.

Las personas que viajan por el ferrocarril habrán visto, poco antes de llegar a la estación Banfield, desfilar ante su vista enormes paredones, vastos talleres en embrión, máquinas de construcción que van y vienen deslizándose silenciosamente por las vías y todo un mundo de trabajadores, desde el ingeniero jefe hasta el peón que acarrea ladrillos entregado a la tarea de construir una gran obra, mientras las chimeneas que se coronan de humo surgen en lo alto como centinelas del progreso.

El pasajero que viaja por primera vez, se siente atraído por la construcción y se asoma por la ventanilla del coche, deseando abarcar la obra de una mirada.

Los talleres de Banfield se empezaron a construir hace dos años y si aún falta más de la mitad del tiempo transcurrido para terminarlos, ha sido por la demora empleada en la remisión de los materiales de Londres. Sin esta contingencia, ya estarían, si no concluidos, por lo menos en vías de terminarse, puesto que en los dos años que llevan de empezados, se habría podido trabajar más.

Está si duda de más decir lo que significa para Banfield la instalación en el partido de los nuevos talleres que, una vez habilitados, llevarán consigo una población que asciende las 10 000 personas.

A este respecto, nos decía hace días el representante de la empresa, Sr. Withe, que la especulación de la tierra ha entrado tanto en Banfield, que por terrenos que la compañía había adquirido al principio a no más de 80 centavos el metro, sus propietarios pretendían después hasta $ 4, exagerando por cierto su valor.

El área total de todos los talleres ocupa una extensión de 63 211,40 metros cuadrados y 60 000 el de los techados, habiéndose calculado en 600 00 libras el costo de la mano de obra, que representan más de $ 7 000 000 papel al tipo del día.

El plantel de los nuevos talleres será quince veces mayor que el que existe actualmente en la estación Sola, y para robustecer más el concepto de magnos que le hemos adjudicado, diremos que en la obra trabajan 1500 obreros y que se han utilizado hasta ahora 25 000 000 ladrillos y un total de techos y columnas de acero que pesan 5000 toneladas.

Los nuevos talleres de Sola tendrán un galpón de locomotoras con capacidad para 50 máquinas; salón para locomotoras y coches, con espacio para 54 coches-salones; fundición, que estará dotada de dos cúpulas para fundir hierro, hornos para secar y demás accesorios requeridos; taller para locomotora, maquinarias, etc, en cuyo edificio se instalarán todos los elementos para armas locomotoras, caldería, broncería, cobrería, ajustadores, herramientas, etc; casa de calderas, con ocho calderas tipo locomotora, que suministrarán la fuerza motriz a la usina del taller de máquinas y herrería.

Sigue luego la herrería, con instalaciones de fraguas para forjar elásticos, martillos a vapor, serruchos, tijeras, etc; administración con las oficinas del superintendente de tracción y talleres y personal superior; hornallas para llantas; taller de pintura para locomotoras, coches y vagones, en el cual habrá maquinarias destinadas a labrar madera y donde se repararán todos los vehículos de la empresa. Habrá después, comedor para obreros, aserradero, depósito para madera labrada, casa de calderas, comedor para empleados, almacenes generales, depósito para carbón, depósito para aceite, para vía permanente, para querosene, para madera de piso, para maderas finas y, finalmente, una completa instalación eléctrica.

Las vías auxiliares y desvíos tendrán una extensión de 35 kilómetros y para la tracción, de materiales de taller a taller, se instalará un servicio sistema Decauville.

El servicio de agua será hecho por cinco pozos semisurgentes que abastecerán de líquido a un número de tanques con capacidad para 1 000 000 de litros. Uno de ellos será de alta presión para 273 000 litros.

Como todo ha sido previsto, se colocarán hidrantes, de manera que puedan dominar todos los edificios en caso de incendio, además de dos grandes bombas destinadas al mismo objeto.

Y la instalación será hecha de modo que, en caso de incendio, pueda abarcarse todos los edificio o cualquier sección de ellos con el tanque de alta presión. En caso necesario, las tres máquinas motrices podrán bombear directamente a los caños maestros, asegurando así un servicio reforzado.

Ha preocupado también la atención de los ingenieros constructores de la obra, el servicio de cloacas, para mantener a la población dentro de un ambiente de estricta salubridad. Las aguas llovidas se llevarán al río por un conducto independiente.

Los operarios que tendrán colocación en los nuevos talleres no bajarán de 3000, sin contar los jefes y directores que serán muchos.

Se proyecto también construir viviendas para los trabajadores en terrenos de la empresa, viviendas sanas e higiénicas y dentro de lo posible no desprovistas de cierto confort, que condigan con la demás edificación, que sufrirá después algunos ensanches a medida que lo exijan los progresos del servicio.

Y como los talleres de Banfield están llamados a construir en sus alrededores una nueva población fecunda y floreciente, se construirá también un club social, una plaza para gimnasia y juegos atléticos que sirva de esparcimiento a los empleados. La obra es de una magnitud que se podrá apreciar debidamente cuando se encuentre terminada, pero desde ahora da una idea de su importancia.

Hoy, acercándonos a los 100 años, otras son las proyecciones sobre los casi inactivos talleres.

El rasgo característico de épocas pasadas en el lugar está reemplazado por el cada vez mayor terreno que va ganando la Universidad de Lanús, una institución que busca prestigio aunque no de la manera más correcta. Sólo quedarán para la nostalgia los distintos modelos de locomotoras y vagones que pasaron a repararse por sus galpones, el ya lejano y tempranero silbato llamando al trabajo a centenares de obreros, las anécdotas callejeras, familiares o en instituciones sobre “Los Talleres” y todo aquello que diera a Remedios de Escalada un perfil de identidad durante casi un siglo.