Artistas de Escalada

Alejandra Patané

Alejandra Patané (Argentina, 1970). Reside en Remedios de Escalada (este), Pcia. de Buenos Aires. Participó de talleres literarios coordinados por los poetas Carlos Riccardo y María Isabel Calo. Socia activa de S.A.D.E. Ha recibido numerosos premios a nivel municipal, provincial y nacional. ntervino en tres salones de Poema Ilustrado. Sus trabajos han sido publicados en diferentes medios (Revista cultural de SADE -seccional Lomas de Zamora y seccional Marcos Juárez de Córdoba-, diario Vida de Lanús, periódico El Puente, revista Novedades, revista Bitácora, Antología Poética 2000, 2001, 2002 y 2003 del Taller Literario de la Municipalidad de Lanús, revista Redes de Papel, etc.). “Los nuevos escritores latinoamericanos 2003”(publicación cooperativa), ha sido su primer libro. Es colaboradora de la revista de poesía y ensayo “Vocación de penumbra”, co-editada por Guillermo García y María Isabel Calo. Ésta es su primera presentación en la red.

1. ¿Cuáles son tus afinidades estéticas con otros poetas hispanoamericanos?

El primer contacto con la poesía hispanoamericana ocurrió en tiempos de la adolescencia: recaló en mis manos, más allá de las “Rimas…” típicas, una antología poética de Mario Benedetti. Años después, por revelación o por necesidad, me acerqué a un taller literario ubicado en el Barrio de La Boca. Soñaba con escribir bellos cuentos, crónicas fantásticas… jamás creí que cambiaría el automatismo que había regido mis actos hasta ese momento, por el vuelo de aquellas palomas que anidaban desde siempre en el alma…

La prosa quedó olvidada. Corazones generosos* me presentaron, en tinta y papel, entre clásicos y desconocidos, a Juan Gelman, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik y Miguel Ángel Bustos.

Con el tiempo, descubrí el impacto que me provocaba leer las obras de aquellos escritores, ya fuera por la temática de sus trabajos, la utilización del verso en forma libre, el aprovechamiento espacial con respecto a los silencios, el uso de los recursos poéticos, o por el empleo de elementos naturales y recurrentes, etc.

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[*] Corazones generosos: Carlos Riccardo y María Isabel Calo son dos excelentes docentes y escritores que recalaron en el puerto de mi escritura. A ellos va este pequeño reconocimiento.

2. ¿Cuáles son las contribuciones esenciales que existen en la poesía que se hace en tu país que deberían tener repercusión o reconocimiento internacional?

En Argentina, la poesía va tomando fuerza poco a poco. Desde hace una década, diversas instituciones van promoviendo su difusión, a través de los diferentes estratos sociales y culturales. A nivel local, funciona el Taller Literario de la Municipalidad de Lanús (gratuito) y diversos grupos donde se organizan rondas de lectura (Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, Grupo Literario Maitén, Grupo Oxímoron, bibliotecas populares, revistas literarias, etc.). A nivel provincial existe una Secretaría de Cultura que nuclea las actividades de las secretarías municipales; y a nivel nacional, entre otras, se encuentra la SADE (Sociedad argentina de escritores). En Capital Federal funciona la Casa de la Poesía, donde se realizan seminarios, charlas y rondas de lectura. En la mayoría de estos grupos se organizan concursos, cuyo resultado es la promoción de nuevos escritores a través de becas o la publicación de su obra en libros, revistas o antologías. No tan común es el premio en dinero en efectivo.

Como miembro de SADE (Seccional Lomas de Zamora), debo agradecer la difusión de mis poemas en la revista que presentan trimestralmente.

Quiero dejar un claro el reconocimiento a esta revista on-line especializada en poesía, Banda Hispánica, donde hoy pueden saber de mí, y de otros como yo, que sueñan poesía.
3. ¿Qué impide una existencia de relaciones más estrechas entre los diversos países que conforman Hispanoamérica?

Básicamente, el mayor impedimento es económico. Aquí, en Argentina, todo, o casi todo, es autofinanciable: publicaciones (libros, revistas, folletos, antologías…), círculos literarios, SADE, bibliotecas populares, etc., son mantenidos por socios, protectores o afiliados. Los gobernantes se encargan solamente del funcionamiento de algún ente que les compete.

Otra de las dificultades que se presentan, es el poco interés que demuestran los mandatarios de algunos países, por una cuestión de poder. No debemos olvidar que un pueblo inculto e incomunicado es de fácil sometimiento.

Bruno Veronese

Su nombre es Bruno Veronese, es argentino, nació en Remedios de Escalada, Pcia. de Buenos Buenos Aires, hace ya 69 años.
Sus estudios llegaron a completar la escuela primaria y a partir de los 13 años, todos fueron dedicados al trabajo, 37 de ellos como obrero ferroviario. En este momento está jubilado.
Su labor artística comienza a principios de 1998. No registra actividad artística a lo largo de su vida, salvo pequeños momentos en la escuela primaria y luego en la adolescencia.
En esa época junto a algunos amigos de aquella edad, concurrió a un taller de dibujo de barrio, pero al no continuar, carece realmente de método formativo.
Las obras que presenta, están todas realizadas con grafito, lápiz de carbón y cretas , en láminas de 50 cm x 35 cm de tamaño. La temática es de una indefinida amplitud, incursionando en imágenes porteñas, tangueras, algunos rostros expresivos y otros tal vez más impersonales.

“Cronica de un niño solo” (sobre Pepe Biondi)

Cronica de un niño solo
Por Elbio Tomassini y Matías Babino

Empezó como aprendiz en un circo, del cual huyó por las palizas que le daban. Fue canillita, acróbata, artista de variedades en cabarets de marineros. Debutó en televisión en México, después de actuar en un teatro junto a Josephine Baker. En Cuba fue secuestrado por el Movimiento 26 de Julio y luego homenajeado por la revolución triunfante. Su programa Viendo a Biondi alcanzó a tener más de 65 puntos de rating. Menos de diez años después murió olvidado en Buenos Aires. Hoy es admirado e imitado por cómicos tan dispares como Julián Weich, Alfredo Casero y Daniel Rabinovich de Les Luthiers. Radar homenajea a Pepe Biondi, con un anticipo del libro Patapúfete, de Elbio Tomassini y Matías Babino.

“Mi padre fue un tano macanudo que vino a hacerse la América. Eligió la Argentina porque le dijeron que las calles estaban empedradas de oro. Pero cuando llegó se dio cuenta de tres cosas: 1) que las calles no estaban empedradas de oro; 2) que no estaban empedradas; y 3) que, si quería comer, las tenía que empedrar él. En aquella época había un ragú bárbaro, y recién después de siete años mi viejo consiguió reunir la plata para traer a mamá Angela”. Pepe Biondi fue el tercero de los ocho hijos que tendrían los inmigrantes napolitanos José Biondi y Angela Cavalieri. Nació el 4 de setiembre de 1909 en Baigorri 75, una cortada de Barracas, pero luego de una breve estadía en ese barrio, la familia terminó viviendo en Remedios de Escalada. En uno de los baldíos que rodeaban el terreno familiar en esos tiempos, se instaló un día el Circo Anselmi. Uno de sus integrantes, el negro de origen brasileño Juan “Chocolate” Bonamorte, vio al niño Biondi parándose sobre las manos y obtuvo autorización para incorporar al chico de siete años como el aprendiz de acróbata que el circo buscaba con urgencia. Chocolate visitó a los padres, les aseguró que el chico aprendería rápidamente un oficio y que en pocas semanas se ganaría la vida por sí mismo, con él como tutor y maestro. La madre se aseguró de que la propuesta fuera cierta (no quería que se lo llevaran para convertirlo en un sirviente) y le dio a su hijo el empujón que necesitaba: cualquier cosa a la que se dedicara en el circo estaría muy por encima de los trabajos a los que podría acceder si se quedaba en casa. “No vayan a creer que me fugué, creo que fui un buen hijo. Pero éramos tantos en la familia, que mi madre accedió a que me llevara el payaso para enseñarme el oficio. Pensó que por lo menos así comería todos los días.” Cuando el Circo Anselmi, con Biondi y su tutor, se despidió de Remedios de Escalada, la familia no imaginaba que no iba a reencontrarse con el menor de sus miembros hasta cinco años después.